Antecedentes y objetivos
La suspensión del tratamiento con denosumab, un anticuerpo monoclonal IgG2 dirigido contra RANKL, se asocia con un mayor riesgo de fracturas vertebrales debido a un efecto rebote en el recambio óseo. Este fenómeno se caracteriza por un aumento en los marcadores de resorción ósea, como el C-terminal telopeptide (CTX), y una rápida pérdida de densidad mineral ósea (DMO). Aunque las fracturas vertebrales son las más frecuentes, se han descrito fracturas no vertebrales, incluida la cadera, aunque la evidencia en esta última es limitada. Se presenta el caso de una paciente con osteoporosis severa que sufrió una fractura tras la suspensión de denosumab.
Métodos
Se realizó un análisis clínico y densitométrico de una paciente con osteoporosis severa, quien había recibido tratamiento con denosumab y lo suspendió sin terapia de transición. Se evaluaron los cambios en la DMO y la aparición de fracturas posteriores a la interrupción del tratamiento.
Resultados
Tres meses después de la suspensión de denosumab, la paciente sufrió una fractura en la rama isquiopúbica izquierda. La densitometría ósea mostró una reducción superior al 5% en la DMO de la cadera izquierda en comparación con los valores previos al tratamiento.
Conclusiones
El caso subraya la importancia de evitar la interrupción abrupta de denosumab para prevenir el efecto rebote óseo y el consecuente aumento del riesgo de fracturas, incluidas las no vertebrales. Se resalta la necesidad de estrategias de transición para mitigar estos efectos adversos.